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El techo de cristal aplasta las aspiraciones de las mujeres creativas

La automatización reducirá empleos y esto afectará más a las mujeres, porque aún no han alcanzado los puestos –y aún menos el liderazgo– de las profesiones que están escribiendo el futuro, esta es al menos la conclusión del Foro Económico Mundial sobre el futuro del trabajo. Y no solo tendrán menos oportunidades, sino que serán las peor pagadas. «Es un desarrollo preocupante porque la brecha de género se amplía y las mujeres están menos representadas en las áreas del mercado de las que se espera crecimiento», apunta el informe. El mismo organismo predice que la creatividad será la tercera habilidad más demandada en 2020, pero no parece que esto vaya a servir tampoco para reducir la brecha de género o romper techos de cristal porque, según un estudio de la Universidad de Duke, nuestra sociedad entiende como creativas habilidades que asocian más a los hombres. Dado que la cretividad se convertirá dentro de poco en una ventaja competitiva se hace necesario cuestionarnos por qué las mujeres no están ocupando puestos creativos actualmente y cómo podría afectar esto a su empleabilidad.

¿Quién es más creativo, el hombre o la mujer? No hay diferencia: lo que falla, aparentemente, es lo que entendemos por creatividad. Una investigación de la Universidad de Duke de 2015 concluye que los hombres son percibidos como más creativos. Los encuestados creyeron que «la firmeza, la valentía y la competitividad» tenían más influencia sobre la creatividad que «la sensibilidad, la solidaridad y los cuidados».  Además, consideraban que crear es arriesgar y entendían que las mujeres arriesgan menos y, por ello, proponen soluciones menos creativas. «Se trata de estereotipos», concluyen los expertos, es decir, lo que la sociedad entiende por creatividad, tiene una lectura masculina. Los académicos reflexionaban, precisamente, sobre la desventaja en la que se encuentran las mujeres si una de las habilidades del futuro es la creatividad pero ésta se asocia más a los hombres.

Conoce bien este estudio Susana Rodríguez, co-directora del programa de transformación digital del IE y CEO de Ideas For Founders. Ante los estereotipos, que le preocupan, hace su propia definición de creatividad. «Se trata de encontrar soluciones diferentes a problemas antiguos«, explica. «La fuente de la creatividad es tener capacidad de entender muchos puntos de vista y encontrar nuevos enfoques». Pero, aunque tener o no esta capacidad no depende del género, la mayoría de los puestos en las carreras creativas siguen copados por hombres.

  • La publicidad, un mundo masculino con pocas excepciones

El sector de la publicidad, uno de los más creativos, es también uno de los más masculinizados y de él depende marcar los hábitos de consumo del país, con mensajes dirigidos en casi un 80% para mujeres, que son, además, las que suelen tomar las decisiones de compra. Aunque hay más universitarias que universitarios en Publicidad, solo ellos llegan a controlar las agencias creativas y las áreas de arte. También la creatividad en el mundo de los medios de comunicación. Raquel Martos, guionista de radio y televisión, considera que el mundo creativo «está incompleto sin la mirada femenina y, para que esté realmente representada su visión del mundo, es imprescindible que haya mujeres ocupando los despachos donde se toman las decisiones y se aprueban los proyectos». Y añade que «las mujeres seguimos sintiéndonos 'invitadas' a los puestos históricamente ocupados por los hombres y arrastramos la carga cultural de tener que demostrar el doble para obtener la mitad del reconocimiento».

En las reuniones de contenidos, relata Raquel Martos, «las intervenciones de la mujer se traducen en muchas ocasiones en un mero 'ruido ambiental'. Es habitual que una creativa proponga una idea y nadie la escuche pero, a los pocos minutos, la misma idea defendida por un hombre, obtenga el reconocimiento de los asistentes. Nos agota tener que elevar la voz para defender nuestras propuestas». Belén Coca,directora creativa freelance y una de las portavoces del colectivo Más Mujeres Creativas (publicitarias), es de la misma opinión: «No hay una sola causa para justificar por qué somos menos, pero una de las más importantes es que a una mujer le cuesta más vender sus ideas. Además, cuando le tocaría liderar, ascender, suele coincidir con los años en los quiere ser madre, y conciliar es imposible porque es un gremio con unos horarios imposibles».

  • Más mujeres creativas

La falta de referentes es, para todas las mujeres entrevistadas, uno de los mayores problemas de la sociedad, y es estructural, educativo. «Solo hay un 20% de mujeres en departamentos creativos y, según asciendes, solo hay un 14% de directoras y un 1% de directoras generales», ilustra Coca. La portavoz de Más Mujeres Creativas asegura que las jóvenes dejan pronto de creer en ellas, tienden a ocupar puestos de ejecutivas de cuentas y descartan entrar en arte «por el miedo al fracaso de sus ideas».

Y este miedo al fracaso tiene mucho que ver con la educación. «La creatividad no fluye si no confiamos en ella y no confiamos en ella porque muchas veces no le damos valor», explica la dramaturga y miembro del Instituto de Investigaciones Feministas, Itziar Pascual. «Como creadora y docente me he encontrado inhibidores creativos como el miedo, el juicio y el deber, la exigencia de las mujeres nos hace boicotearnos con frecuencia y la creatividad se seca, no es infinita». Raquel Martos, guionista de radio y televisión, apoya esta tesis: «el alto nivel de exigencia que llevamos tatuado en el cerebro desde que somos niñas paraliza en muchas ocasiones nuestra libertad de creación, nunca nos parece suficientemente bueno lo que se nos ocurre. Esa presión pesa demasiado en contra de la ligereza que requiere la creatividad y frustra la ilusión por emprender proyectos propios».

«La capacidad de memoria, de procesar información y asociar conceptos será superada por las máquinas en 2050. Pero la de improvisar no la puede replicar una máquina. En inteligencia emocional siempre seremos superiores a la máquina y la mujer al hombre», así de tajante se muestra Susana Rodríguez.

En 2020, según el Foro Económico Mundial, se pedirá tener habilidades, además de creativas, en resolución de problemas complejos y el pensamiento crítico; la inteligencia emocional está en el sexto lugar y la flexibilidad cognitiva, en el décimo. A simple vista, pareciera que la mujer tiene papeletas para emplearse bien y acceder a puestos de liderazgo en profesiones creativas, pero no parece que la tendencia sea optimista. Sin embargo, las mujeres creativas o en puestos de innovación insisten en remar a favor y buscar su hueco: «La tecnología puede ayudarnos a vivir mejor o explotarnos para ser más productivos y para tomar este tipo de decisiones, deben contar con nuestra voz», insiste Mónica Quintana, CEO de la consultora de talento e innovación Mindset y directiva del Club de las 25. Para ella, el liderazgo femenino construye organizaciones «más planas, diversas y ágiles». Para su colega Susana Rodríguez, el momento que vivimos, donde todo tiende a la automatización, la tecnología puede ayudar a «romper los techos de cristal, porque nos iguala».

Los datos hablan:

  • Solo el 24% de las mujeres ocupa puestos de responsabilidad y esta cifra ha aumentado solo un 3% en todo el mundo en los últimos años, según la consultora Manpower Group, que maneja, día a día, perfiles de ambos sexos y conoce bien dónde se mueve el empleo.
  • Se tardarán 70 años en reducir la brecha salarial, según la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas.
  • A pesar de que existe una ley de igualdad en este país, más de la mitad de los encuestados por la consultora del sector de recursos humanos Hays asegura que en sus empresas no existen políticas de diversidad de género.
  • Un tercio de las mujeres millennials admite que nadie en sus compañías impulsa a las mujeres a cargos de liderazgo, según Manpower Group.

Fuente: Retina.elpais.com 

La automatización reducirá empleos y esto afectará más a las mujeres, porque aún no han alcanzado los puestos –y aún menos el liderazgo– de las profesiones que están escribiendo el futuro, esta es al menos la conclusión del Foro Económico Mundial sobre el futuro del trabajo. Y no solo tendrán menos oportunidades, sino que serán las peor pagadas. «Es un desarrollo preocupante porque la brecha de género se amplía y las mujeres están menos representadas en las áreas del mercado de las que se espera crecimiento», apunta el informe. El mismo organismo predice que la creatividad será la tercera habilidad más demandada en 2020, pero no parece que esto vaya a servir tampoco para reducir la brecha de género o romper techos de cristal porque, según un estudio de la Universidad de Duke, nuestra sociedad entiende como creativas habilidades que asocian más a los hombres. Dado que la cretividad se convertirá dentro de poco en una ventaja competitiva se hace necesario cuestionarnos por qué las mujeres no están ocupando puestos creativos actualmente y cómo podría afectar esto a su empleabilidad.

¿Quién es más creativo, el hombre o la mujer? No hay diferencia: lo que falla, aparentemente, es lo que entendemos por creatividad. Una investigación de la Universidad de Duke de 2015 concluye que los hombres son percibidos como más creativos. Los encuestados creyeron que «la firmeza, la valentía y la competitividad» tenían más influencia sobre la creatividad que «la sensibilidad, la solidaridad y los cuidados».  Además, consideraban que crear es arriesgar y entendían que las mujeres arriesgan menos y, por ello, proponen soluciones menos creativas. «Se trata de estereotipos», concluyen los expertos, es decir, lo que la sociedad entiende por creatividad, tiene una lectura masculina. Los académicos reflexionaban, precisamente, sobre la desventaja en la que se encuentran las mujeres si una de las habilidades del futuro es la creatividad pero ésta se asocia más a los hombres.

Conoce bien este estudio Susana Rodríguez, co-directora del programa de transformación digital del IE y CEO de Ideas For Founders. Ante los estereotipos, que le preocupan, hace su propia definición de creatividad. «Se trata de encontrar soluciones diferentes a problemas antiguos«, explica. «La fuente de la creatividad es tener capacidad de entender muchos puntos de vista y encontrar nuevos enfoques». Pero, aunque tener o no esta capacidad no depende del género, la mayoría de los puestos en las carreras creativas siguen copados por hombres.

  • La publicidad, un mundo masculino con pocas excepciones

El sector de la publicidad, uno de los más creativos, es también uno de los más masculinizados y de él depende marcar los hábitos de consumo del país, con mensajes dirigidos en casi un 80% para mujeres, que son, además, las que suelen tomar las decisiones de compra. Aunque hay más universitarias que universitarios en Publicidad, solo ellos llegan a controlar las agencias creativas y las áreas de arte. También la creatividad en el mundo de los medios de comunicación. Raquel Martos, guionista de radio y televisión, considera que el mundo creativo «está incompleto sin la mirada femenina y, para que esté realmente representada su visión del mundo, es imprescindible que haya mujeres ocupando los despachos donde se toman las decisiones y se aprueban los proyectos». Y añade que «las mujeres seguimos sintiéndonos 'invitadas' a los puestos históricamente ocupados por los hombres y arrastramos la carga cultural de tener que demostrar el doble para obtener la mitad del reconocimiento».

En las reuniones de contenidos, relata Raquel Martos, «las intervenciones de la mujer se traducen en muchas ocasiones en un mero 'ruido ambiental'. Es habitual que una creativa proponga una idea y nadie la escuche pero, a los pocos minutos, la misma idea defendida por un hombre, obtenga el reconocimiento de los asistentes. Nos agota tener que elevar la voz para defender nuestras propuestas». Belén Coca,directora creativa freelance y una de las portavoces del colectivo Más Mujeres Creativas (publicitarias), es de la misma opinión: «No hay una sola causa para justificar por qué somos menos, pero una de las más importantes es que a una mujer le cuesta más vender sus ideas. Además, cuando le tocaría liderar, ascender, suele coincidir con los años en los quiere ser madre, y conciliar es imposible porque es un gremio con unos horarios imposibles».

  • Más mujeres creativas

La falta de referentes es, para todas las mujeres entrevistadas, uno de los mayores problemas de la sociedad, y es estructural, educativo. «Solo hay un 20% de mujeres en departamentos creativos y, según asciendes, solo hay un 14% de directoras y un 1% de directoras generales», ilustra Coca. La portavoz de Más Mujeres Creativas asegura que las jóvenes dejan pronto de creer en ellas, tienden a ocupar puestos de ejecutivas de cuentas y descartan entrar en arte «por el miedo al fracaso de sus ideas».

Y este miedo al fracaso tiene mucho que ver con la educación. «La creatividad no fluye si no confiamos en ella y no confiamos en ella porque muchas veces no le damos valor», explica la dramaturga y miembro del Instituto de Investigaciones Feministas, Itziar Pascual. «Como creadora y docente me he encontrado inhibidores creativos como el miedo, el juicio y el deber, la exigencia de las mujeres nos hace boicotearnos con frecuencia y la creatividad se seca, no es infinita». Raquel Martos, guionista de radio y televisión, apoya esta tesis: «el alto nivel de exigencia que llevamos tatuado en el cerebro desde que somos niñas paraliza en muchas ocasiones nuestra libertad de creación, nunca nos parece suficientemente bueno lo que se nos ocurre. Esa presión pesa demasiado en contra de la ligereza que requiere la creatividad y frustra la ilusión por emprender proyectos propios».

«La capacidad de memoria, de procesar información y asociar conceptos será superada por las máquinas en 2050. Pero la de improvisar no la puede replicar una máquina. En inteligencia emocional siempre seremos superiores a la máquina y la mujer al hombre», así de tajante se muestra Susana Rodríguez.

En 2020, según el Foro Económico Mundial, se pedirá tener habilidades, además de creativas, en resolución de problemas complejos y el pensamiento crítico; la inteligencia emocional está en el sexto lugar y la flexibilidad cognitiva, en el décimo. A simple vista, pareciera que la mujer tiene papeletas para emplearse bien y acceder a puestos de liderazgo en profesiones creativas, pero no parece que la tendencia sea optimista. Sin embargo, las mujeres creativas o en puestos de innovación insisten en remar a favor y buscar su hueco: «La tecnología puede ayudarnos a vivir mejor o explotarnos para ser más productivos y para tomar este tipo de decisiones, deben contar con nuestra voz», insiste Mónica Quintana, CEO de la consultora de talento e innovación Mindset y directiva del Club de las 25. Para ella, el liderazgo femenino construye organizaciones «más planas, diversas y ágiles». Para su colega Susana Rodríguez, el momento que vivimos, donde todo tiende a la automatización, la tecnología puede ayudar a «romper los techos de cristal, porque nos iguala».

Los datos hablan:

  • Solo el 24% de las mujeres ocupa puestos de responsabilidad y esta cifra ha aumentado solo un 3% en todo el mundo en los últimos años, según la consultora Manpower Group, que maneja, día a día, perfiles de ambos sexos y conoce bien dónde se mueve el empleo.
  • Se tardarán 70 años en reducir la brecha salarial, según la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas.
  • A pesar de que existe una ley de igualdad en este país, más de la mitad de los encuestados por la consultora del sector de recursos humanos Hays asegura que en sus empresas no existen políticas de diversidad de género.
  • Un tercio de las mujeres millennials admite que nadie en sus compañías impulsa a las mujeres a cargos de liderazgo, según Manpower Group.

Fuente: Retina.elpais.com 

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